miércoles, 24 de agosto de 2016

¿De qué va todo esto?

¿Te apetece un chapuzón?

Hola a todos y bienvenidos a De Bravas por la Costa! Seguramente pensarás que lo de De Bravas por la Costa es un juego de palabras para referirme a la Costa Brava... y estás en lo cierto! Eres muy avispado! Y posiblemente también creas que el tema central de este Blog sea comentar los mejores lugares donde tomar unas deliciosas patatas bravas, por la costa... pero la verdad es que no. Ahí has fallado. Posiblemente sí comente alguna vez la experiencia de comer unas buenas patatas bravas, si cabe la oportunidad, pero a lo que realmente hace referencia el término "brava" en este juego de palabras es a la actitud con la que vamos a recorrer, juntos si así lo deseas, las calitas y playas de la Costa Brava. Más adelante lo veremos. 

Yo, como catalán nacido en Hospitalet de Llobregat, por allá en agosto del 1979, valoro muchísimo nuestra tierra y sobre todo la playa... meca indiscutible de la temporada de verano cuando eres pequeño. Eso de volver a casa rebozado en arena y con los ojos rojos de la sal del agua era lo más! Pero creces y ese ansia por volver a pisar la arena, sentir la brisa con olor a salitre, el ruido de las olas o más aún, el no ruido de las olas, ya sabes,  cuando te encuentras el mar plano completamente... oooh amigo, eso no desaparece en absoluto! Y eso que creces yendo a Castelldefels, que si bien es un arenal enorme, con sus respectivas Gavà, Viladecans, etc al norte y la costa accidentada de Garraf y Sitges al sur, tampoco es que sea gran cosa. Es bonito, sí, pero no es el Caribe. Y a esa conclusión llegas con el paso del tiempo. Pero ahí estás tú, esperando que el termómetro suba de 25ºC para ir haciendo la mochila con la toalla, las chanclas y el bañador. Y así año tras año. 

Un día te hablan de un lugar hermoso y paradisíaco que no está tan lejos de casa... Bueno, eso de lejos depende un poco de lo que consideres lejos. Hay quienes salir de su barrio o coger el metro para salir a tomar algo es ir lejos... Luego estoy yo, que pienso que Moscú, Pekín, Tokyo o Alaska sí están lejos... Pero hacer un par de horas de viaje en coche es algo muy viable. Sobre todo si tu destino es una cala que dicen que es de lo mejor que hay "cerca". Esa cala fue Aiguablava, en Begur:


¡Impresionante! Ojiplático me quedé con este lugar. No por nada es la playa que abandera mucha de la publicidad sobre la Costa Brava y sin duda de Begur. Una maravilla para los sentidos en toda regla, pero lo que subjetivamente más me atrajo de esta idílica playa fueron los colores verdosos y turquesa del agua. ¡Droga de la buena! Y fue en ese momento en el que me enamoré sin remedio de la costa de Girona, de sus calas y playas turquesas, de su arena gruesa (un poco hija de perra cuando no la conoces), de sus acantilados poblados de pinos, de sus rocas, sus fondos marinos alternando arena blanca y bosques de poseidonias y de su tramuntana bravucona. 

Este blog es un reflejo de ese amor por la naturaleza agreste y la belleza resquebrajada del litoral de Girona, que fue acertadamente llamada un vez, la Costa Brava. 

Acompáñame a descubrir, ya sea que la conozcas o no, vivas por la zona o leas esto desde cualquier otro lugar del mundo, los encantos de todas sus calas y playas que poco a poco iremos recorriendo. 

¿Y ahora..? ¿Te apetece un chapuzón?








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